Y es entonces que todo se normaliza
el mundo vuelve a ser mundano
un pueblo de conocidos
las distorsiones acaban
y podemos decir
que hemos sobrevivido a una guerra interna
de un sol tan potente
que ciega nuestras fuerzas
apaga nuestras reservas
y nos deja tirados en la arena recobrando la educación
la sensación de no ser virtuales
o amaestrados
o desalientos incesantes tras personas inventadas
cuando el cuento termina y empieza el día a día
y poco a poco nos rellenamos
de silencio
y disfrutamos de él como si no quedasen buenas palabras
porque la mejor de todas ellas es la nada.
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