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lunes, 28 de octubre de 2013

El vaso número 52

Y es que los sonidos no vienen inmutables
inocuos, inaudibles como acolchados.
Lo que no es escuchar...
es no darse cuenta del movimiento de un vaso,
que crea sobre la superficie de una terraza
una cantidad de sonidos cotidianos
que están metidos en nuestros lenguajes.

Ese vaso no quiere decir mas que lo que nosotros oigamos
sin embargo podría inventarse todo un código de habladurías
así mismo los vasos cuchichean entre los paseantes
como si de viejos parlantes se tratasen

Hágame caso coja un vaso y háblele en una terraza 
y si le preguntan por favor rellene el vaso de vino o no tendrá excusa para su escucha.

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